viernes, 21 de marzo de 2008

Cómo Extender los Momentos que Escapan a la No Vida o “La Felicidad es un Acto Egoísta”[1].

Este recuerdo apareció de no sé donde, el afán y la persistencia de la memoria, supongo. Estaba encerrado en momentos de felicidad y placer, destaco la palabra momentos, quizás debería usar mayúsculas, de hecho esos conceptos no aparecen demasiado dibujados en mis papeles y tintas. Pero no puedo negar, menos renegar.

Estaba encerrado en ese momento egoísta que es la felicidad, para disfrutar de ellos debes pensar exclusivamente en tu placer, tal parece que, para ser feliz necesariamente debes dañar a alguien, sobretodo por esa costumbre de la gente de esperar siempre algo de ti y cuando vas por tus propios caminos necesariamente vas dañando al resto, es imposible dejar contento a todo el mundo, además… no sé si es lo que busco.

La verdad no tengo idea de cómo sucedió, son de esos hermosos momentos que sin necesidad de hacer mucho ruido te permiten escapar de la no vida, ese espacio que envidian los esclavos, los zombies muertos diez veces, esas masas informes de carne y huesos, que no dudan en asesinar cualquier indicio de una persona tomando el control de sus actos, tal parece que se encendieran alarmas en sus cerebros, para su objetivo cargado de una envidia oculta en el inconciente, tiene muchas armas, el desprecio, la delación, la marca o una más sutil… la compra de tu alma.

Cómo alcance tal estado de placer, asumiendo el control de mi cuerpo lo llené de alcohol y pastillas -que hábil juego oratorio mulafoucaultiano, para mantener la pseudoconsecuencia incluso en los momentos de evasión- esto significó un derroche de energía increíble, que me llevó a desplazarme sin mucho sentido por distintos espacios, casas de amigos, bares, algunos de ellos muy asquerosos (no me refiero a la higiene de los espacios, sino al tipo de gente que los frecuentan), lugares un poco cursis como el mercado y la piojera, esa misma donde estuvo el músico reculiao que de tanto viajar por el mundo no tiene idea de lo que sucede en ningún lugar, es el riesgo de mercantilizar la falta de arraigo, el de personificar al ciudadano del mundo, pero no más que eso un pasivo ciudadano.

En eso estaba, con un largo recorrido que duró días y de repente se dio ese momento mágico, ya vamos como en la tercera o cuarta jornada, sin que eso signifique y créanme, una perdida de lucidez, este nivel de conciencia no evitó mi placentera sorpresa, me había encontrado con alguien que le importaba muy poco en donde terminaba la juerga y se unió a mi derrotero, tal parece que era un acuerdo tácito no permanecer mucho rato en algún lugar, en eso estábamos cuando llegamos a mi celda, en el sentido monástico medieval y no de la ciudad cárcel postmoderna. Espacio para la meditación, el goce, la autotortura, la creación y la planificación de jornadas llenas de vida.

Era la mañana de algún mes de los que la calidez se asoma de a poco por esta ciudad, pero que a mi habitación no logra penetrar. ¿La felicidad y el placer de dónde salieron? Continuaba con ella… incluso ahora creía que me podía ayudar, tiene al parecer, quizás me apresuro demasiado... no es novedad, mucho más situaciones solucionadas en su vida, es una persona sensible, que ha conseguido vías para expresar su creación. Le cuesta estar quieta...les prometo que eso, en ciertos momentos se agradece y te hace aparecer esa tan esquiva sonrisa llena de placer en tu rostro. Habla bastante, pero porque tiene cosas que contar. Aún así no le incomodan los silencios. Su humor busca la provocación, el desconcierto, a más de alguien puede llegar a incomodar...me imagino huyendo de algún carretillo de por ahí, un porcentaje importante de los participantes nos quiere golpear, porque no entendieron el chiste. Después de unos minutos de correr, doblar esquinas interminables, los doblados somos nosotros. Con nuestras manos apoyadas en las rodillas, vapor saliendo de nuestros cuerpos y el aire que nos atraganta, decidimos ir a brindar a algún bar, en nombre del absurdo de la NO VIDA!!!

Pero basta, no puedo seguir imaginando o ILUSIONANDO, ella lo advirtió.

Pero también dijo –quiero que esto sea distinto-

¿...pero distinto cómo?

A veces se lanzan frases que no necesariamente el resto va a entender o captura el mensaje que tu quieres entregar, es el problema del lenguaje, muchas veces la palabras son una cárcel para nuestros sentimientos y para nuestras ideas, problema que se acentúa aún más en los amigos y amigas de la reflexión, por eso su hablar se caracteriza por las pausas, que más que un recurso oratorio para cautivar tu atención, lo hacen porque están atragantados, por no encontrar los signos que determinen el sentido de su pensamiento. En este caso, “distinto” para ella y para mi tenía un significado diverso.

Aquel instante estaba lleno de dudas, pero en realidad prefería en esos momentos el fluir al dudar, el avanzar al cuestionar. Así que no perdí momento para abrazarla, besarla, tocarla. Me ha sido difícil borrar su recuerdo de mujer desnuda, que crece sobre mí, anhelante de desatar pasiones y placeres.

Cuando digo me podrá ayudar, me refiero al problema del desarraigo, del no sentirte cómodo en ningún espacio, por lo tanto, el coincidir con alguien te apasiona. Sin duda, las comunicaciones con alguien como ella, no se pueden comparar con las que puedo desarrollar con el papel y las tintas.

De hecho en eso estábamos, conversaciones matinales postpasionales o intrapasionales, de esas que adquieren un sentido crítico impresionante, como diseccionando un cuerpo, en este caso el alma. Dejas brillar ciertas situaciones de tú vida en un afán revelador, preguntas para conseguir certezas y confianzas, mientras continúas abrazándola y besándola.

En el contexto de este ejercicio matinal es que apareció este recuerdo persistente...creo que la ciencia avanzará mucho en localizar las zonas de nuestro cerebro en las que se genera el pensamiento, pero explicar las causa del porque aparecen ciertas imágenes en los momentos más inexplicables va a ser difícil…es lo que me sucedió en aquella oportunidad.

Estaba en el terminal de buses, con un gran amigo el “jote Olegario”, creció en la pampa, le decimos así por el personaje de la novela de Rivera Letelier, “Santa María de las Flores Negras”. Estábamos esperando a su hermano que venía de fuera de Santiago, del Sur, al recital de “Sin Dios” una banda de hardcore anarquista de la península ibérica, ligada a la CNT, era todo un suceso en le mundo del punk y de las organizaciones libertarias, o por lo menos yo lo percibía así.

Después de pasar por el “Norma”, un restaurant de Estación Central, para reponer fuerzas con una cazuela y beber cervezas, un repaso breve de cómo marchaban nuestras vidas y salimos en dirección a la tocata, ahí recibí la primera señal de que esta sería una jornada inolvidable. Nos cruzamos con tres pacos en la vereda sur de la Alameda, todavía en la misma comuna, en esa zona en la que se mezclan notarías, tiendas deportivas, con cites. Nos cruzamos y el “jote” les quería pegar o algo así, la borrachera que me dominaba en esos momentos no facilita el recordar ciertos detalles. Lo que si aparece claro es la amenaza de la detención, que todavía no entiendo muy bien, por qué no se consumó, parece que algo me tenían reservado para más tarde. Nos dejaron pasar con un sentido de la amabilidad irreconocible y que descolocaba a cualquiera, sobretodo a los que acostumbramos a no tener relaciones muy armoniosas con esa institución.

De ahí tomamos el metro hasta Baquedano, no era época de transantiago, por lo tanto no nos odiaban por nuestro hedor etílico, había espacio para aislarnos, enfilamos por Vicuña bebiendo y recordando tocatas. Siempre aparece en nuestra memoria la de “Reincidentes” a la que también fuimos los tres, llegamos tan borrachos en aquella ocasión que se nos apagó la tele, en realidad al jote y a mí, veníamos tomando del día anterior, casi no habíamos dormido, y sin “ayudita” debo aclarar. Cuando recuperamos la “señal”, la banda ya había tocado… sobre el escenario “Siniestro Total”, pero nuestro estado no estaba para la ironía, así que nos retiramos sin tener mucha idea de que había sucedido. Sólo recuerdo unas siluetas tocando, tuve que esperar una segunda vez, para ver personalmente sus rostros.

Ya llegábamos a la “laberinto” una discoteque pequeñita, transformada en un local ácrata, el entorno ya se percibía distinto, los lienzos, consignas y BORRACHOS, anunciaban la actuación.

Una vez adentro nos reunimos con el resto de los personajes, éramos un lote más o menos, instalamos nuestro lienzo en contra del capital y las prisiones, la emotividad crecía, pasaron los primeros grupos “Curasbun” y “Malgobierno”.

Hasta que llegó el momento esperado por todos, sin querer menospreciar a las otras bandas, ni idolatrar a la ibérica, ese día íbamos por “Sin Dios”. Salieron y todos comenzamos a entonar “A las Barricadas” ese himno de la guerra civil española e iniciaron su descarga de potentes y rápidos temas. Con letras cargadas de sensibilidad obrera, pero con una perspectiva libertaria.

Pero es imposible que todo funcione. Al pasar comentaba de la discoteque en la que se realizó, como fue transformada por las individualidades y colectivos que llegaron. Pero, siendo críticos el lugar fue muy mal elegido, era pequeñísimo. Eso se intentó saltar haciendo dos días de concierto. Obviamente todos querían llegar el primer día. En la puerta, no existía ningún control para determinar para que día era tú entrada. Esto significó que un montón de personas quedaran fuera, con todas las ansias de no perderse lo que sucedía al interior. Todo esto sumado a los típicos pankis que olvidan que estamos en una sociedad de la mercancía y que por lo tanto, las bandas por muy anarquistas que sean, deben pagar pasajes, equipos y arrendar locales, así que entrada tienen que cobrar. Además que en algunas ocasiones se opta por invertir el dinero en alcohol y se olvida el dinero de la entrada, a algunos les da la misma hueá que la plata se esté reuniendo para apoyar a los mapuche o a algún colectivo que persigue la autonomía, con tal de no pagar entradas son capaces de aplicar, sin reírse por favor, métodos piqueteros con tal de entrar gratis, es inevitable reír verdad, hay gente muy rebelde, me supera su irreductibilidad.

Los que se quedaron afuera las emprendieron con el local y con su entorno en un festival de piedrazos y destrucción. Fue triste o estuvo bien, no sé. La verdad es que llegaron los pacos y para variar, la rabia aumentó, la única y radical deferencia es que ahora había detenidos.

Adentro recién empezaba a tocar “Sin Dios”.

La amenaza de la suspensión del recital aumentaba, yo había abandonado mis labores de contención para que no reventaran las puertas del local, pues la gente insistía con entrar y ya no había más espacio. Estaba en medio del “pogo” que se había armado.

Cuando me doy cuenta, el local estaba lleno de palos, cascos y escudos, no lo podía creer... paran de tocar... y sucede lo increíble, la cara más panfletaria de la agresividad capitalista comienza a retroceder. Yo que estaba con el corazón por las nubes con tanta emotividad, decidí que ese retroceso era una señal. Descontrolado me abrí paso entre la gente, algo me movía, no se me puede acusar de adolescente, estaba al borde de la jubilación de panki. Llegué a estar frente a esos culiaos y todo sudado, borracho...un poco, nunca es suficiente lo que bebes antes, siempre terminas lucido en las tocatas, comencé a insultarlos, que se fueran, que nos dejaran en paz, que en ese espacio no estaban invitados, obviamente todo adornado con un montón de chuchadas, pero supongo que lo importante es rescatar la idea de mi discurso, para entender lo que vino después...

Cuando retrocedían y nos dieron la espalda sentí que era una victoria, avance sobre ellos y con todo el odio acumulado por años, concentrado en una pierna, le he dado una patada que casi se tragó mí bototo, el hueón trató de reaccionar, pero la idea parece era retroceder.

Segunda oportunidad que me dio la vida para desaparecer, la casi detención y ahora esto... Era mucho, supongo que debía estar preparado para la mano que vendría de vuelta.

“Sin Dios” vuelve a tocar...

Un par de temas y los cascos, palos y escudos, vienen aún más agresivos, ahora la idea era acabar con la tocata y encerrar a la mayoría, los primeros en caer fue la gente del segundo piso, donde estaba el resto de las personas con las que había llegado. Yo sin ninguna estrategia, pero con mucha pasión, sin entender las oportunidades que me daba la vida avance nuevamente sobre ellos, mientras todo el mundo intentaba refugiarse para evitar la detención, lógico, yo…avanzaba, en que estaría pensando, no lo recuerdo muy bien, quizás contagiado por el síndrome típico del libertario que escucha punk de la península ibérica, sufrí el síndrome “Pegaduskoneltrenitaisedorum” creí que estaba en la guerra civil, quién sabe.

La cosa es que la tercera oportunidad no llegó y las señales no las comprendí. Tampoco logré tomarle el peso a lo molesto que debía estar aquel que había recibido mí patada, estaba más alzado que nunca, cuando soy tomado por las fuerzas de orden y seguridad, que estaban dispuestas a reordenar mi cuerpo y con seguridad para eso me iban a golpear.

Lo primero inmovilizarme, les costó...curado porfiao, de ahí vinieron los palos, las costillas fueron sus favoritas y les prometo que cosquillas no se sienten, las ganas de reír no aparecen por ningún lado. Y el curado porfiado que llevo dentro, que pongo por testigo los que algo me conocen, no aparece muy seguido, pero que esta vez se empeñaba en estar presente, les lanzaba puntapiés a los hoplitas del capital, las piernas parecía, eran mis mejores armas, quizás las debí utilizar para correr... ya era muy tarde, se suma más gente ahora son combos y palos en la cabeza, ninguno en la cara, son profesionales, a pesar de lo molestos que estaban, no cometían errores, debo aprender la lección, la patada ya era un triunfo, aunque para algunos de seguro era una cobardía, para otros sería algo digno de elogiar.

Me rompieron la cabeza, aún conservo un chichón, un hoyo en la mollera y puntos que me recuerdan el suceso...

Otro cuento fue el ser auxiliado por evangélicos después de un recital de “Sin Dios”, mis llantos impotentes, la ida en taxi a la posta con gritos de tonijua que sólo sirvieron para aterrar a mi pareja, el rescate del lienzo de Mari simulando un embarazo y mi fugaz aparición en la tele, que sirvió para que más gente se preocupara, la llegada sorpresa de mis padres que me encontró en cama y con tremendo parche en la cabeza, la necesidad de usar una boina para cubrir ese parche y que muchos confundieron con alguna obsesión por creerme intelectual.

Ahora entiendes todo verdad, el pasar de un tema a otro sin mucha coherencia, en resumen...el hablar tanta hueá, quizás surgieron de esos palos que rompieron mi cabeza y mi cordura.

Pensándolo bien, cómo esta historia me puede acercar a alguien, supongo que afloró espontánea, sin ninguna estrategia o quizás es una metáfora de que la emotividad y menos la felicidad son eternas. Es cierto, hasta canciones se han escrito que, si la felicidad no fuera matizada con la pena y el dolor, no le encontraríamos el gusto a la vida, pero a mí que me tiene aburrido el caer y caer. No sé cómo es, pero me gustaría probar alguna vez con el aburrimiento egoísta de la felicidad.

En eso mi relato y mis divagaciones fueron interrumpidos por un beso...comento en voz alta...

Si me preguntan en estos MOMENTOS...soy feliz.

Cómo puedo extender este instante.

No depende de mí.

Ella se acaba de ir.

Ya la extraño.

La volveré a ver... OjAlá

MALHUE.



[1] La frase entre comillas surgió producto de la divagación etílica de tres provincianos bastante hermanables, mientras nos disputábamos el cariño de una chica que no paraba de entregarnos a la borrachera.