Mundos kuadrados, enkuentros imposibles
deseos traicionados por la realidad.
Sueños aplastados por el insomnio.
Mi kuerpo golpeado y abrazado por el fuego...
No escuchaste mis gritos?!!!
Ya ni sikiera basta kon trepar a los techos.
Por ké me arrankaste de mi mundo.
Por ké odiaste mi libertad.
Me alejaste de los ke kería,
tus argumentos decían, te voy a proteger,
reformar, enrielar, serás otro, prometiste.
El problema es ke todos te kreen,
inkluso admiran tu labor.
Pero eso a mi no me konmueve,
yo disfrutaba de mi errar urbano,
kon mis bolsas pegoteadas, kombustibles
alucinantes, ke son inkapaces de
borrar la ternura de mi rostro.
Me entregaba al amor kallejero,
kon el kulo a aire, en los rinkones
oskuros podridos por tu orín y mis vómitos.
Tú kreías ke yo kería los restos de tu festín.
Imbécil, por ké invadía tus
kasas vacías, pensabas ke kuando
korría por tu ciudad estaba,
kultivando mí kuerpo...
No kiero tus restos, lo keremos todo.
Pero en mis korridas urbanas
fui traicionado, toke fondo.
Para someterme a tu kura y redención...
A kosta de palos, encierros,
humillaciones, konversaciones estúpidas
y kon los pakos rondando.
Sabes tu regeneración me humilla,
extraño la kalle, el aprovechar
del despiste ciudadano.
El enamorarme de novias ajenas,
ke se deboraron mi alma,
sobretodo akella gigante tierna,
ke me arrebato de mis sueños anfetamínikos
e hizo ke mi piel redescubriera el placer.
Y tú de eso me kieres arrankar,
yo paso de tu “tiempo de redención”
se ke no soy el úniko...
ha llegado el momento del eskape,
se ke no soy el úniko apunto de reventar
o explotar. Nuestros rostros enkapuchados,
kolgados de los techos, no son suficientes,
llaman tu atención, pero no logran nuestro objetivo.
La opción es el fuego, las alternativas
arder o korrer.
No kontábamos kon lo obstinado
de tu encierro...
Ni kon el terror ke le provokamos al mundo.
Nos dejaste arder, el olor a karne,
abrazada por el fuego te hizo rodar una lágrima.
Pero tus kandados se fundieron para
mantener el kautiverio.
Una vez más tu poder se enkargó
de frustar mis sueños y anhelos...
No alkance a practikar mis korridas urbanas,
ni a despedirme de mi gigante tierna.
Ella de seguro amara a otros.
Pero ke importa, si los kandados fundidos, por fin
me entregaron la libertad de no tokar, no amar,
no errar por tu ciudad.
MALHUE.
martes, 20 de noviembre de 2007
Campaña por la Recuperación de los Bares, la Destrucción de las Cárceles y los Psiquiátricos
Conocí este bar cuando Brasil era todavía un barrio lleno de tiendas de auto, salvo algún que otro instituto o universidad. La cosa es que el entorno no era malo.
Brasil era como cualquier barrio de esta ciudad, plano, cuadrado y no muy peligroso, salvo que el que ande por la calle sea un ferviente admirador de Don Graf, Paz ciudadana o Mega. De hecho tenía un pasado marginal, era constante la delincuencia juvenil e infantil, cada cierto tiempo aparecían chicos muertos, según la prensa del siglo XIX. Pero hoy la cosa ha cambiado, todo más domesticado, cómo la mayoría o no.
Este lugar me lo presentó un amigo, que por proteger su identidad lo llamaremos el Angus “Yonky”. Es increíble, pero mi socio sufre la enfermedad que afecta, supongo no soy muy científico, a un porcentaje importante de metaleros y rockeros de los ’80, sobretodo a los que vivían cerca de La Río. Se pegaron en las pastillas y ahora están sufriendo las consecuencias, descalcificados y con los químicos en la sangre, que atiendan bien... ¡se reactivan cada vez que se toma una pilsen! El pobre visitó al médico porque cada vez que bebía no podía dormir, le hicieron exámenes y nada coincidía, no había desperfectos. Hasta que el Doc hizo la pregunta del millón.
-¿Usted tomó pastillas cuándo joven?
Putas la hueá mala onda. Primero, quién dijo que los que rondamos los treinta ya no somos jóvenes, es incomoda la situación. Me sucedió lo mismo cuando fui al recital de Skalariak, una banda skapunk vasca que llenó el estadio Víctor Jara y un pelao me increpó.
-...Tío que pasa con unas monedas p’al recital.
Tío!!! Que yo sepa, sólo un hermano tiene un hijo y tiene tres años, por lo que todavía no lo dejan salir a la calle, cuándo he sido tío tuyo, culiao machetero.
En otra ocasión, en una marcha un peñi se me acercó y me dijo, -Caballero...- para entregarme un panfleto en el que se invitaba a una marcha en apoyo a, los presos y presas mapuche. Caballero, vamos cada vez peor. Bueno volvamos al Angus “Yonky”, su situación esta jodida, mientras no se diluyan los químicos en su sangre, el alcohol los va a reactivar. O sea no hay remedio.
Personaje este mi amigo, bueno eso que no le he presentado los otros, tengo del año que me pidan. Lo único que les sugiero, ojalá no se encuentren con él cuando está empepao, hay que tener paciencia para escucharlo. En otra ocasión les contaré, una vez que pinchaba música en una fiesta libertaria... estaba todo planificado, metale punk, pachanga libertaria, ska y un poco de rockabilly. Hasta que ya medios curados llegaría la cumbia y el corrido, todo preparado como profesional que soy, pero este hueón estaba demasiado duro.
-cambia la hueá, coloca otra cosa... la gente esta chata!!!
Yo miraba y nada de eso, hasta a unos skin’s que andaban les pinche unos temas para que los pobres se sintieran integrados. Puta debo confesar que esa vez, casi le pego... colmo mí paciencia. No digan que no les advertí.
La gracia de haber conocido “El mesón Danés” se la debo al Angus, en una de las tantas juntas para beber un poco de cerveza... bueno en realidad más de un poco, me invitó a ese bar. Llegamos cerca de las seis de la tarde, a esa hora la mayoría de los parroquianos eran trabajadores de las tiendas de repuestos, otro submundo de la ciudad cuadrada :
-Que nos llegó un catalítico de un Nissan V16, lo tuvimos que importar de Japón... viste el partido del anoche ese hueón del Zamorano va a tirar pa’rriba en el Real...
Pero lo más entretenido era cuando llegaba la hora de explicar a sus mujeres, por qué no llegaban a sus casas, si era miércoles!!! Los atacaba la maldición del celular y los muy hueones se alejaban un poco de la mesa para evitar el ruido de sus compañeros, cómo si eso pudiera evitar el griterío de las voces inundadas de alcohol o los corridos, tangos, cumbia villera o el infaltable hit del “mesón”, el tema central de “Amores Perros” que después descubrí es de un hueón que enloquece a las viejecitas, un tal Marco Antonio Solis. Debo confesar que los clientes del bar lo admiraban mucho antes que se hiciera popular. Cuantas veces me vi cantando con todo lo que me permite mi voz tergiversada por el alcohol.
-“...No hay nada más difícil que vivir sin ti,
sufriendo en la espera de verte llegar...”
Pobrecitos, sus caras indicaban lo que les esperaba en sus casas, de sus mujeres ni el tal Solis los salvaba.
Nosotros no teníamos mucho que ver con el espacio, como el tema de los RAMONES “Is Not my place”, nos miraban raro cuando llegábamos, bueno en realidad en cualquier lugar nos miraban raro. Eso que en aquellos tiempos ya no usábamos “esos raros peinados nuevos” como decía el tolate de Charly.
Me pongo en el lugar del otro –que acto más democrático- y pienso, puta que debe ser raro ver llegar a un par de hueones, uno chico no más allá del metro sesenta, vestido de negro y con una polera de AC.DC., que más de algún canuto cree, significa, antes de cristo, después de cristo, hay gente muy hueona. Al lado yo todo complicado con mí altura, debo andar alrededor del metro ochenta, un poco más... nunca lo he tenido muy claro, la única vez que me han medido fueron los milicos, cuando tuve que presentarme al servicio... y la verdad es que ni para eso confío en ellos. Pantalones negros, doblados para que se puedan apreciar los bototos, un cinturón militar, de esos de campaña y una polera blanca, pintada por alguien que tiene cero aptitudes artísticas... yo. Decía “Acción Mutante”, en el centro una estrella negra con el símbolo de los discapacitados, ese de la silla de ruedas, pero con la persona empuñando un fúsil. Que pasará por la cabeza de esos pendejos, se preguntaría la comunidad mesón danesa, pero como salvo la ropa, éramos quitaditos de bulla ningún problema.
Nos sentábamos en un rincón a hablar de conspiraciones, subversiones, más de algún fanzine nació en ese bar y claro, como se habrán dado cuenta también nos dedicábamos a observar al resto.
De a poco fuimos copando el lugar y con el tiempo, éramos como un adorno más del mesón. Podíamos aparecer cualquier día de la semana, pero sobretodo los viernes. He de aclarar que aquí algo de ingresos teníamos, no voy a especificar su origen pero sí teníamos, por eso ya no tomábamos en las calles. Era casi nuestro punto de reunión, más de alguna vez llegaba sin coordinar nada y ahí estaban mis amigos, en un rincón, con los ojitos brillantes, rostros juguetones y más de alguna cerveza en la mesa, por muy actitud antitodo que se asuma, resulta agradable sentirte bienvenido en algún lugar.
Como les decía no molestábamos excepto en algunas ocasiones en que habían trasmisiones deportivas y nos cagábamos de la risa de su fanatismo, tenis y fútbol era lo que les apasionaba. Pero desde mi punto de vista, no eran situaciones tan graves.
Recuerdo una eliminatoria para clasificar a un mundial, se enfrentaban Chile y Perú. El fútbol salvo cuando me sirve para acercarme a mi viejo, me importa muy poco, así que no voy a andar llorando por un partido o sacando patrioterismos desfasados por un deporte, mí identidad la busco en otro lado. Bueno, para nadie es un misterio la rivalidad entre aquellos fútbol-patria de Perú y Chile... putas que tuvimos que correr por Brasil, de ahí por Agustinas, el Arcis, doblando y después cagarse de la risa de todos, porque había ganado Perú con un gol a última hora, no encontramos nada mejor que celebrar y gritarles el gol en sus caras a lo Zamorano en la propaganda del Clos de Pirque. Las caras de odio de los hueones, “...Uuuyy los Peruanitos” les ganaban en le fútbol, ahueonaos, cuando han sido buenos para ese deporte, se ilusionan tanto que absurdo. Violenta forma de hacer perro muerto... salimos sin ningún rasguño, eso si más sudados que la cresta... pero la ulcera a los fútbol-patria no se las curaba nadie. Derrotados y con unos hueones que se cagaron de la risa en sus caras.
En todo caso como nos sentíamos cómodos en el lugar, regresamos días después, pagamos lo que debíamos y sufrimos las reprimendas de la encargada del local, una señora amable, regordeta y con su pelo desgastado, sometido a quién sabe cuántas horas de permanente. Con un carácter lo suficientemente fuerte, como para frenar a los borrachines odiosos que se creían dueños del recinto.
Lo otro que le molestaba a la señora, la tía le decíamos los patudos, asumiendo la moda juvenil de buscar familiares por todos lados, con el único afán de abusar de ellos, es que, avanzaba la noche nos daba con mí pareja por colocar corridos, mi compa sólo nos miraba, el origen campesino-mapuche de la familia de mi madre, me hizo desde chico relacionar México con las borracheras, así pues ahora que me emborracho me gusta bailar corridos. Ahí aparecía la tía...
“...que no te puedo dejar bailar, que siéntate,
ya poh ya poh...te voy a tener que echar...”
Mi compañera era solidaria en el consumo de alcohol y en el baile, pero parece que le gustaba, pobre las cosas que tenía que soportar... amor le llaman.
Nos sucedía de todo en es bar, en otra ocasión, me rompieron la nariz por ser solidario. Un borracho culiao se pasó de listo con la novia de un amigo y salí a acompañarlo para vengar la afrenta, voy saliendo para ser embestido por un puño, que produjo un estallido de sangre en mi rostro. Yo creo que a pesar de ese primer golpe ganamos el enfrentamiento o por lo menos el recuento eso decía, el escenario fue la avenida Brasil, típica pelea jugosa, gritos, corridas amenazas de muerte, para luego buscar refugio en el Bar...
“...éntrese mijito, no se lo vayan a llevar preso”
“éntrese mijito”, la tía nos veía casi como sus hijos.
La verdad es que en algún momento el mesón llegó a ser como mi casa, que llegaran a preparar una mesa cuando llegabas, a mí me descolocaba, o sea... no soy tan hueón para creer que era por cariño, sobretodo cuando un diez por ciento de mis ingresos “clandestinos” los dedicaba a pagar servicios, comida y el resto para gastar en alcohol y otras cositas. Pero cuando se está falto de cariño, alguien se alegra de verte, tú imaginación se echa a volar y te sientes bien...
No sé muy bien en que momento me alejé de ahí, yo creo que la rutina, el cansancio, el hastío, me fueron empujando por otros rumbos. Hasta que un día, recibí un llamado de alguien que conocí en la U, un provinciano re buena onda, de San Antonio, entró a mediados de los noventa, haciéndose el que no mataba una mosca o el que no pescaba, nunca me quedó muy claro, pero yo a los pasteles los percibo de lejos, ni que tuviese radar, la cosa es que enyunté rápidamente con él, armábamos y desarmábamos colectivos, con unas consignas más raras que la cresta, una de ellas era B.A.R., no les digo lo que significa porque me da vergüenza.
Me dijo que nos juntáramos en el “Mesón Danés”, que él cachaba que yo me había ido para la casa, que la pasividad me había consumido y que quería invitarme a participar en un colectivo o algo así, ni siquiera utilizó esa palabra.
Llegué con media hora de anticipación al “Punto”, así le llamábamos antes, cagándonos de la risa de la terminología de la izquierda clandestina. Hace como cinco años que no iba. El barrio ya es un asco, lleno de pendejos borrachos alienados, que de marginales no tiene nada. Cervezas caras para mejorar el ambiente, bares estilo Europa... puta lo único que falta, es que pongan un bar de oxígeno. Que Blondie, Baires, Barkaza, Bararte y no sé cuánta hueá más. Pobres viejos de los repuestos, todavía dan vueltas creo, pero se arrancan temprano. Lo que no consiguieron sus esposas, lo lograron un par de pendejos universitarios... Putas que estamos disminuidos ante la ofensiva mercantil del ocio.
Entré al Mesón y mi sobresalto no podía ser mayor, casi escandalizado. La tía todavía detrás de la barra, me levantó la cejas como queriendo sugerir que mi rostro la conducía a algún lugar, pero que no sabía dónde.
-Buenas noches- dije y pasé para el fondo.
Mi sorpresa se debe a que el mesón no quiere ser marginado de esta remodelación de Brasil y sus nuevos visitantes, pero no resulta, todo mal, como chileno pica’o a intelectual parisino, da pena y eso era lo que sentía en esos momentos. En el bar un trozo de mi vida, de la más decadente quizás, pero entretenida, ya no estaba.
Las vitrinas refrigeradas de los años cincuenta, que almacenaban cervezas y unas paltas que no se podrían nunca, dio paso a una vidriera con el nombre del local, han pasado alguna vez por la “Confitería Torres” así, que siútico. Es como colocar flores de plástico para que parezcan de verdad, no pega, no resulta. El baño penitenciario que había, ahora tiene de esas cosas, cómo es que se llaman... “vanitorios”?, pero empotrado en una melamina de lo más cuma o sea, error nuevamente. Ahh y ahora venden pitsher y shop, pero en jarros de pipeño!!!. Que le hicieron al bar, que más de alguno llamaba mesón “Asqueroso”, pero a mí me gustaba...
Apareció mi compa, el que me había invitado a este encuentro con el pasado, con el fin de rescatarme de mí pasividad.
Llegó puntual, se nota que no puede librarse de su formación cuadrada de izquierda. Ahí me fui de raja, este personaje si que está cambiado, mis últimos recuerdo de él, eran con un mohicano y con una polera de “Kortatu”, el grupo punk vasco, se la había pintado su pareja, puta que admiraban su diseño en las tocatas. Ahí abandoné la mía de acción mutante, no había comparación.
Igual yo traté de no parecer tan cambiado, ya... me fui pa la casa, pero no renegado de todo.
Él no tuvo ninguna preocupación, entro vestido completamente de negro... aahh el anarquismo, pero con pantalón de algodón, camisa y chaqueta de casimir y una corbata ploma, pero media plateada diría yo... que se cree este hueón, ahora la hilacha la mostraba en los zapatos que parecían que no se los cambiaba en años.
-el disfraz de la normalidad- lo llamó.
Pero ahí empezó mi desconfianza, o sea como tanto cambio. Empezó su discurso, me paseo por la no vida, el tiempo muerto, la tortura del trabajo, la necesidad de librarse de los ismos... la cosa es que ya no se define como anarquista... y llegó la pregunta que nos convocaba....
-¿quieres integrarte a Punkromañon?
No sabía si reir o salir corriendo, siguió... que la no conceptualización, lo desviado y no se cuánto más. Al cuarto pitsher, se mandó una divagación etílica...acerca de provocar accidentes automovilísticos, para que las explosiones hicieran trizas la pasividad.
Así llegó el momento difícil- Pero... se pude saber cuántos son, sin que caigas en la delación- dije
-no hay ningún problema- respondió. Lo integran punkromañon “F”, “V”, un romántico que se teletransportó desde el siglo XVIII y yo.
O sea que punkromañon era el oso que lo tenía al frente, el “F”, si mal no recuerdo este hueón se llamaba Fernando, cómo le decían oso, nunca le pregunte su nombre, pero parece que curado me contó en una ocasión. Umm me parece sospechoso. El romántico hay que descartarlo, es otra de las voladas de este personaje. Para mí que punkromañon no lo integra nadie más que él.
Me fui al baño no sabía si llorar o reír, de verdad estaba angustiado, por qué tuve que aceptar la invitación. La experiencia iba a continuar. Cuando vuelvo, como estaba en el cuartito del fondo, al lado de la música, mientras echaba las monedas le decía...
-oye sacaron a Marco Antonio Solis, pero todavía queda música digna-
le grito si quiere algo especial y estaba hablando sólo, miraba a la silla que tenía al lado y le decía:
-“Punkro” yo no quería que pasara esto, me cuesta manejar mis semtimientos pero te quiero de verdad...-
De ahí, comentaba algo de crear un blog, para descontextualizar internet.
Esto quiere decir que “V”, también es creada y más encima tiene problemas sentimentales con ella, pensé en escabullirme, pero no pudé. Por qué este tipo de gente termina siendo carne de cárcel o de psiquiátrico?!!!
Por qué me mira así Balú, panky reformado y absorbido por la pasividad. Cuando lo conocí se juraba el “superanarko”, deberás que escribía todo con “K”. Todo su discurso se reducía a la palabra “ANARKÍA”, mezclada con un poco de violencia, pero bastaba que le pusieran una botella, más un par de pitos y mandaba todo a la cresta.
Se transformaba en un borracho más, con algo de discurso, vivía en este bar, estoy seguro que en esa época era capaz de decir que “era como su casa”. Ahora me mira con cara de que estoy loco, de seguro está haciendo su diagnóstico, tiene los ojitos brillantes, es el alcohol o la pena, veredicto: Esquizofrenia, destino, la cárcel o el psiquiátrico.
Pobre, se atreve a juzgar mis desvaríos, parece que se olvida, que yo fui quien lo rescató de su alcoholismo decadente. Esta bien, nos tomábamos unos copetes, pero este ya iba camino a la adicción. Además cambiaba de opinión de acuerdo a libro que leía... si era Bakunin, Foucault o Marx. O no se acuerda que su discurso anarquista era como escuchar los temas de “La Polla Records”, lo que no es malo, pero escarbabas un poco y sólo había vacío.
Igual yo sé que a punkromañon aportaría vitalidad, actitud antitodo, el golpe necesario para evitar la conciliación. Pero si no quiero... lo borro de mi mente... con el resto es suficiente.
-Coloca un tango, “malevaje” si está-
Lo que más me preocupa es que por lo menos el oso, algo de consecuencia tenía, así que no me extrañaría que me llegarán con la noticia de que murió en una esquina de esta ciudad. Quién se va a enterar, que estaba actuando, intentando romper con la pasividad. Pensar que estaba escandalizado por el bar y el barrio.
Necesito hacer algo, tengo que construir nuevas situaciones, no puedo seguir de espectador, capaz que me sumé a punkromañon. Quién sabe...la resaca lo dirá.
Pero ya se me ocurrió una consigna para manchar la paredes colorinches de esta ciudad:
Por la Rekuperación de los Bares,
La Destrucción de las Kárceles
y Psikiátricos!!!
MALHUE.
Brasil era como cualquier barrio de esta ciudad, plano, cuadrado y no muy peligroso, salvo que el que ande por la calle sea un ferviente admirador de Don Graf, Paz ciudadana o Mega. De hecho tenía un pasado marginal, era constante la delincuencia juvenil e infantil, cada cierto tiempo aparecían chicos muertos, según la prensa del siglo XIX. Pero hoy la cosa ha cambiado, todo más domesticado, cómo la mayoría o no.
Este lugar me lo presentó un amigo, que por proteger su identidad lo llamaremos el Angus “Yonky”. Es increíble, pero mi socio sufre la enfermedad que afecta, supongo no soy muy científico, a un porcentaje importante de metaleros y rockeros de los ’80, sobretodo a los que vivían cerca de La Río. Se pegaron en las pastillas y ahora están sufriendo las consecuencias, descalcificados y con los químicos en la sangre, que atiendan bien... ¡se reactivan cada vez que se toma una pilsen! El pobre visitó al médico porque cada vez que bebía no podía dormir, le hicieron exámenes y nada coincidía, no había desperfectos. Hasta que el Doc hizo la pregunta del millón.
-¿Usted tomó pastillas cuándo joven?
Putas la hueá mala onda. Primero, quién dijo que los que rondamos los treinta ya no somos jóvenes, es incomoda la situación. Me sucedió lo mismo cuando fui al recital de Skalariak, una banda skapunk vasca que llenó el estadio Víctor Jara y un pelao me increpó.
-...Tío que pasa con unas monedas p’al recital.
Tío!!! Que yo sepa, sólo un hermano tiene un hijo y tiene tres años, por lo que todavía no lo dejan salir a la calle, cuándo he sido tío tuyo, culiao machetero.
En otra ocasión, en una marcha un peñi se me acercó y me dijo, -Caballero...- para entregarme un panfleto en el que se invitaba a una marcha en apoyo a, los presos y presas mapuche. Caballero, vamos cada vez peor. Bueno volvamos al Angus “Yonky”, su situación esta jodida, mientras no se diluyan los químicos en su sangre, el alcohol los va a reactivar. O sea no hay remedio.
Personaje este mi amigo, bueno eso que no le he presentado los otros, tengo del año que me pidan. Lo único que les sugiero, ojalá no se encuentren con él cuando está empepao, hay que tener paciencia para escucharlo. En otra ocasión les contaré, una vez que pinchaba música en una fiesta libertaria... estaba todo planificado, metale punk, pachanga libertaria, ska y un poco de rockabilly. Hasta que ya medios curados llegaría la cumbia y el corrido, todo preparado como profesional que soy, pero este hueón estaba demasiado duro.
-cambia la hueá, coloca otra cosa... la gente esta chata!!!
Yo miraba y nada de eso, hasta a unos skin’s que andaban les pinche unos temas para que los pobres se sintieran integrados. Puta debo confesar que esa vez, casi le pego... colmo mí paciencia. No digan que no les advertí.
La gracia de haber conocido “El mesón Danés” se la debo al Angus, en una de las tantas juntas para beber un poco de cerveza... bueno en realidad más de un poco, me invitó a ese bar. Llegamos cerca de las seis de la tarde, a esa hora la mayoría de los parroquianos eran trabajadores de las tiendas de repuestos, otro submundo de la ciudad cuadrada :
-Que nos llegó un catalítico de un Nissan V16, lo tuvimos que importar de Japón... viste el partido del anoche ese hueón del Zamorano va a tirar pa’rriba en el Real...
Pero lo más entretenido era cuando llegaba la hora de explicar a sus mujeres, por qué no llegaban a sus casas, si era miércoles!!! Los atacaba la maldición del celular y los muy hueones se alejaban un poco de la mesa para evitar el ruido de sus compañeros, cómo si eso pudiera evitar el griterío de las voces inundadas de alcohol o los corridos, tangos, cumbia villera o el infaltable hit del “mesón”, el tema central de “Amores Perros” que después descubrí es de un hueón que enloquece a las viejecitas, un tal Marco Antonio Solis. Debo confesar que los clientes del bar lo admiraban mucho antes que se hiciera popular. Cuantas veces me vi cantando con todo lo que me permite mi voz tergiversada por el alcohol.
-“...No hay nada más difícil que vivir sin ti,
sufriendo en la espera de verte llegar...”
Pobrecitos, sus caras indicaban lo que les esperaba en sus casas, de sus mujeres ni el tal Solis los salvaba.
Nosotros no teníamos mucho que ver con el espacio, como el tema de los RAMONES “Is Not my place”, nos miraban raro cuando llegábamos, bueno en realidad en cualquier lugar nos miraban raro. Eso que en aquellos tiempos ya no usábamos “esos raros peinados nuevos” como decía el tolate de Charly.
Me pongo en el lugar del otro –que acto más democrático- y pienso, puta que debe ser raro ver llegar a un par de hueones, uno chico no más allá del metro sesenta, vestido de negro y con una polera de AC.DC., que más de algún canuto cree, significa, antes de cristo, después de cristo, hay gente muy hueona. Al lado yo todo complicado con mí altura, debo andar alrededor del metro ochenta, un poco más... nunca lo he tenido muy claro, la única vez que me han medido fueron los milicos, cuando tuve que presentarme al servicio... y la verdad es que ni para eso confío en ellos. Pantalones negros, doblados para que se puedan apreciar los bototos, un cinturón militar, de esos de campaña y una polera blanca, pintada por alguien que tiene cero aptitudes artísticas... yo. Decía “Acción Mutante”, en el centro una estrella negra con el símbolo de los discapacitados, ese de la silla de ruedas, pero con la persona empuñando un fúsil. Que pasará por la cabeza de esos pendejos, se preguntaría la comunidad mesón danesa, pero como salvo la ropa, éramos quitaditos de bulla ningún problema.
Nos sentábamos en un rincón a hablar de conspiraciones, subversiones, más de algún fanzine nació en ese bar y claro, como se habrán dado cuenta también nos dedicábamos a observar al resto.
De a poco fuimos copando el lugar y con el tiempo, éramos como un adorno más del mesón. Podíamos aparecer cualquier día de la semana, pero sobretodo los viernes. He de aclarar que aquí algo de ingresos teníamos, no voy a especificar su origen pero sí teníamos, por eso ya no tomábamos en las calles. Era casi nuestro punto de reunión, más de alguna vez llegaba sin coordinar nada y ahí estaban mis amigos, en un rincón, con los ojitos brillantes, rostros juguetones y más de alguna cerveza en la mesa, por muy actitud antitodo que se asuma, resulta agradable sentirte bienvenido en algún lugar.
Como les decía no molestábamos excepto en algunas ocasiones en que habían trasmisiones deportivas y nos cagábamos de la risa de su fanatismo, tenis y fútbol era lo que les apasionaba. Pero desde mi punto de vista, no eran situaciones tan graves.
Recuerdo una eliminatoria para clasificar a un mundial, se enfrentaban Chile y Perú. El fútbol salvo cuando me sirve para acercarme a mi viejo, me importa muy poco, así que no voy a andar llorando por un partido o sacando patrioterismos desfasados por un deporte, mí identidad la busco en otro lado. Bueno, para nadie es un misterio la rivalidad entre aquellos fútbol-patria de Perú y Chile... putas que tuvimos que correr por Brasil, de ahí por Agustinas, el Arcis, doblando y después cagarse de la risa de todos, porque había ganado Perú con un gol a última hora, no encontramos nada mejor que celebrar y gritarles el gol en sus caras a lo Zamorano en la propaganda del Clos de Pirque. Las caras de odio de los hueones, “...Uuuyy los Peruanitos” les ganaban en le fútbol, ahueonaos, cuando han sido buenos para ese deporte, se ilusionan tanto que absurdo. Violenta forma de hacer perro muerto... salimos sin ningún rasguño, eso si más sudados que la cresta... pero la ulcera a los fútbol-patria no se las curaba nadie. Derrotados y con unos hueones que se cagaron de la risa en sus caras.
En todo caso como nos sentíamos cómodos en el lugar, regresamos días después, pagamos lo que debíamos y sufrimos las reprimendas de la encargada del local, una señora amable, regordeta y con su pelo desgastado, sometido a quién sabe cuántas horas de permanente. Con un carácter lo suficientemente fuerte, como para frenar a los borrachines odiosos que se creían dueños del recinto.
Lo otro que le molestaba a la señora, la tía le decíamos los patudos, asumiendo la moda juvenil de buscar familiares por todos lados, con el único afán de abusar de ellos, es que, avanzaba la noche nos daba con mí pareja por colocar corridos, mi compa sólo nos miraba, el origen campesino-mapuche de la familia de mi madre, me hizo desde chico relacionar México con las borracheras, así pues ahora que me emborracho me gusta bailar corridos. Ahí aparecía la tía...
“...que no te puedo dejar bailar, que siéntate,
ya poh ya poh...te voy a tener que echar...”
Mi compañera era solidaria en el consumo de alcohol y en el baile, pero parece que le gustaba, pobre las cosas que tenía que soportar... amor le llaman.
Nos sucedía de todo en es bar, en otra ocasión, me rompieron la nariz por ser solidario. Un borracho culiao se pasó de listo con la novia de un amigo y salí a acompañarlo para vengar la afrenta, voy saliendo para ser embestido por un puño, que produjo un estallido de sangre en mi rostro. Yo creo que a pesar de ese primer golpe ganamos el enfrentamiento o por lo menos el recuento eso decía, el escenario fue la avenida Brasil, típica pelea jugosa, gritos, corridas amenazas de muerte, para luego buscar refugio en el Bar...
“...éntrese mijito, no se lo vayan a llevar preso”
“éntrese mijito”, la tía nos veía casi como sus hijos.
La verdad es que en algún momento el mesón llegó a ser como mi casa, que llegaran a preparar una mesa cuando llegabas, a mí me descolocaba, o sea... no soy tan hueón para creer que era por cariño, sobretodo cuando un diez por ciento de mis ingresos “clandestinos” los dedicaba a pagar servicios, comida y el resto para gastar en alcohol y otras cositas. Pero cuando se está falto de cariño, alguien se alegra de verte, tú imaginación se echa a volar y te sientes bien...
No sé muy bien en que momento me alejé de ahí, yo creo que la rutina, el cansancio, el hastío, me fueron empujando por otros rumbos. Hasta que un día, recibí un llamado de alguien que conocí en la U, un provinciano re buena onda, de San Antonio, entró a mediados de los noventa, haciéndose el que no mataba una mosca o el que no pescaba, nunca me quedó muy claro, pero yo a los pasteles los percibo de lejos, ni que tuviese radar, la cosa es que enyunté rápidamente con él, armábamos y desarmábamos colectivos, con unas consignas más raras que la cresta, una de ellas era B.A.R., no les digo lo que significa porque me da vergüenza.
Me dijo que nos juntáramos en el “Mesón Danés”, que él cachaba que yo me había ido para la casa, que la pasividad me había consumido y que quería invitarme a participar en un colectivo o algo así, ni siquiera utilizó esa palabra.
Llegué con media hora de anticipación al “Punto”, así le llamábamos antes, cagándonos de la risa de la terminología de la izquierda clandestina. Hace como cinco años que no iba. El barrio ya es un asco, lleno de pendejos borrachos alienados, que de marginales no tiene nada. Cervezas caras para mejorar el ambiente, bares estilo Europa... puta lo único que falta, es que pongan un bar de oxígeno. Que Blondie, Baires, Barkaza, Bararte y no sé cuánta hueá más. Pobres viejos de los repuestos, todavía dan vueltas creo, pero se arrancan temprano. Lo que no consiguieron sus esposas, lo lograron un par de pendejos universitarios... Putas que estamos disminuidos ante la ofensiva mercantil del ocio.
Entré al Mesón y mi sobresalto no podía ser mayor, casi escandalizado. La tía todavía detrás de la barra, me levantó la cejas como queriendo sugerir que mi rostro la conducía a algún lugar, pero que no sabía dónde.
-Buenas noches- dije y pasé para el fondo.
Mi sorpresa se debe a que el mesón no quiere ser marginado de esta remodelación de Brasil y sus nuevos visitantes, pero no resulta, todo mal, como chileno pica’o a intelectual parisino, da pena y eso era lo que sentía en esos momentos. En el bar un trozo de mi vida, de la más decadente quizás, pero entretenida, ya no estaba.
Las vitrinas refrigeradas de los años cincuenta, que almacenaban cervezas y unas paltas que no se podrían nunca, dio paso a una vidriera con el nombre del local, han pasado alguna vez por la “Confitería Torres” así, que siútico. Es como colocar flores de plástico para que parezcan de verdad, no pega, no resulta. El baño penitenciario que había, ahora tiene de esas cosas, cómo es que se llaman... “vanitorios”?, pero empotrado en una melamina de lo más cuma o sea, error nuevamente. Ahh y ahora venden pitsher y shop, pero en jarros de pipeño!!!. Que le hicieron al bar, que más de alguno llamaba mesón “Asqueroso”, pero a mí me gustaba...
Apareció mi compa, el que me había invitado a este encuentro con el pasado, con el fin de rescatarme de mí pasividad.
Llegó puntual, se nota que no puede librarse de su formación cuadrada de izquierda. Ahí me fui de raja, este personaje si que está cambiado, mis últimos recuerdo de él, eran con un mohicano y con una polera de “Kortatu”, el grupo punk vasco, se la había pintado su pareja, puta que admiraban su diseño en las tocatas. Ahí abandoné la mía de acción mutante, no había comparación.
Igual yo traté de no parecer tan cambiado, ya... me fui pa la casa, pero no renegado de todo.
Él no tuvo ninguna preocupación, entro vestido completamente de negro... aahh el anarquismo, pero con pantalón de algodón, camisa y chaqueta de casimir y una corbata ploma, pero media plateada diría yo... que se cree este hueón, ahora la hilacha la mostraba en los zapatos que parecían que no se los cambiaba en años.
-el disfraz de la normalidad- lo llamó.
Pero ahí empezó mi desconfianza, o sea como tanto cambio. Empezó su discurso, me paseo por la no vida, el tiempo muerto, la tortura del trabajo, la necesidad de librarse de los ismos... la cosa es que ya no se define como anarquista... y llegó la pregunta que nos convocaba....
-¿quieres integrarte a Punkromañon?
No sabía si reir o salir corriendo, siguió... que la no conceptualización, lo desviado y no se cuánto más. Al cuarto pitsher, se mandó una divagación etílica...acerca de provocar accidentes automovilísticos, para que las explosiones hicieran trizas la pasividad.
Así llegó el momento difícil- Pero... se pude saber cuántos son, sin que caigas en la delación- dije
-no hay ningún problema- respondió. Lo integran punkromañon “F”, “V”, un romántico que se teletransportó desde el siglo XVIII y yo.
O sea que punkromañon era el oso que lo tenía al frente, el “F”, si mal no recuerdo este hueón se llamaba Fernando, cómo le decían oso, nunca le pregunte su nombre, pero parece que curado me contó en una ocasión. Umm me parece sospechoso. El romántico hay que descartarlo, es otra de las voladas de este personaje. Para mí que punkromañon no lo integra nadie más que él.
Me fui al baño no sabía si llorar o reír, de verdad estaba angustiado, por qué tuve que aceptar la invitación. La experiencia iba a continuar. Cuando vuelvo, como estaba en el cuartito del fondo, al lado de la música, mientras echaba las monedas le decía...
-oye sacaron a Marco Antonio Solis, pero todavía queda música digna-
le grito si quiere algo especial y estaba hablando sólo, miraba a la silla que tenía al lado y le decía:
-“Punkro” yo no quería que pasara esto, me cuesta manejar mis semtimientos pero te quiero de verdad...-
De ahí, comentaba algo de crear un blog, para descontextualizar internet.
Esto quiere decir que “V”, también es creada y más encima tiene problemas sentimentales con ella, pensé en escabullirme, pero no pudé. Por qué este tipo de gente termina siendo carne de cárcel o de psiquiátrico?!!!
Por qué me mira así Balú, panky reformado y absorbido por la pasividad. Cuando lo conocí se juraba el “superanarko”, deberás que escribía todo con “K”. Todo su discurso se reducía a la palabra “ANARKÍA”, mezclada con un poco de violencia, pero bastaba que le pusieran una botella, más un par de pitos y mandaba todo a la cresta.
Se transformaba en un borracho más, con algo de discurso, vivía en este bar, estoy seguro que en esa época era capaz de decir que “era como su casa”. Ahora me mira con cara de que estoy loco, de seguro está haciendo su diagnóstico, tiene los ojitos brillantes, es el alcohol o la pena, veredicto: Esquizofrenia, destino, la cárcel o el psiquiátrico.
Pobre, se atreve a juzgar mis desvaríos, parece que se olvida, que yo fui quien lo rescató de su alcoholismo decadente. Esta bien, nos tomábamos unos copetes, pero este ya iba camino a la adicción. Además cambiaba de opinión de acuerdo a libro que leía... si era Bakunin, Foucault o Marx. O no se acuerda que su discurso anarquista era como escuchar los temas de “La Polla Records”, lo que no es malo, pero escarbabas un poco y sólo había vacío.
Igual yo sé que a punkromañon aportaría vitalidad, actitud antitodo, el golpe necesario para evitar la conciliación. Pero si no quiero... lo borro de mi mente... con el resto es suficiente.
-Coloca un tango, “malevaje” si está-
Lo que más me preocupa es que por lo menos el oso, algo de consecuencia tenía, así que no me extrañaría que me llegarán con la noticia de que murió en una esquina de esta ciudad. Quién se va a enterar, que estaba actuando, intentando romper con la pasividad. Pensar que estaba escandalizado por el bar y el barrio.
Necesito hacer algo, tengo que construir nuevas situaciones, no puedo seguir de espectador, capaz que me sumé a punkromañon. Quién sabe...la resaca lo dirá.
Pero ya se me ocurrió una consigna para manchar la paredes colorinches de esta ciudad:
Por la Rekuperación de los Bares,
La Destrucción de las Kárceles
y Psikiátricos!!!
MALHUE.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)