Mundos kuadrados, enkuentros imposibles
deseos traicionados por la realidad.
Sueños aplastados por el insomnio.
Mi kuerpo golpeado y abrazado por el fuego...
No escuchaste mis gritos?!!!
Ya ni sikiera basta kon trepar a los techos.
Por ké me arrankaste de mi mundo.
Por ké odiaste mi libertad.
Me alejaste de los ke kería,
tus argumentos decían, te voy a proteger,
reformar, enrielar, serás otro, prometiste.
El problema es ke todos te kreen,
inkluso admiran tu labor.
Pero eso a mi no me konmueve,
yo disfrutaba de mi errar urbano,
kon mis bolsas pegoteadas, kombustibles
alucinantes, ke son inkapaces de
borrar la ternura de mi rostro.
Me entregaba al amor kallejero,
kon el kulo a aire, en los rinkones
oskuros podridos por tu orín y mis vómitos.
Tú kreías ke yo kería los restos de tu festín.
Imbécil, por ké invadía tus
kasas vacías, pensabas ke kuando
korría por tu ciudad estaba,
kultivando mí kuerpo...
No kiero tus restos, lo keremos todo.
Pero en mis korridas urbanas
fui traicionado, toke fondo.
Para someterme a tu kura y redención...
A kosta de palos, encierros,
humillaciones, konversaciones estúpidas
y kon los pakos rondando.
Sabes tu regeneración me humilla,
extraño la kalle, el aprovechar
del despiste ciudadano.
El enamorarme de novias ajenas,
ke se deboraron mi alma,
sobretodo akella gigante tierna,
ke me arrebato de mis sueños anfetamínikos
e hizo ke mi piel redescubriera el placer.
Y tú de eso me kieres arrankar,
yo paso de tu “tiempo de redención”
se ke no soy el úniko...
ha llegado el momento del eskape,
se ke no soy el úniko apunto de reventar
o explotar. Nuestros rostros enkapuchados,
kolgados de los techos, no son suficientes,
llaman tu atención, pero no logran nuestro objetivo.
La opción es el fuego, las alternativas
arder o korrer.
No kontábamos kon lo obstinado
de tu encierro...
Ni kon el terror ke le provokamos al mundo.
Nos dejaste arder, el olor a karne,
abrazada por el fuego te hizo rodar una lágrima.
Pero tus kandados se fundieron para
mantener el kautiverio.
Una vez más tu poder se enkargó
de frustar mis sueños y anhelos...
No alkance a practikar mis korridas urbanas,
ni a despedirme de mi gigante tierna.
Ella de seguro amara a otros.
Pero ke importa, si los kandados fundidos, por fin
me entregaron la libertad de no tokar, no amar,
no errar por tu ciudad.
MALHUE.
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